Ni a 30 ni a 40 grados: el sencillo truco para lavar las toallas en la lavadora sin meter la pata
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Lavar las toallas puede parecer una tarea sencilla, pero hacerlo de manera incorrecta puede reducir su suavidad, dañar las fibras y comprometer su higiene. Más allá de elegir un detergente o un programa de lavado cualquiera, la clave está en ajustar detalles como la temperatura y el secado para garantizar que queden perfectas.
Si acostumbras a lavar tus toallas a temperaturas moderadas pensando en cuidar los colores o ahorrar energía, podrías estar cometiendo un error que afecta su limpieza y durabilidad. Aquí te contamos cómo un pequeño ajuste puede marcar una gran diferencia.
La clave para lavar las toallas en la lavadora sin cometer errores
La temperatura del agua es uno de los factores más importantes para asegurar una limpieza adecuada. Lavar las toallas a 30 o 40 grados, aunque puede parecer suficiente, no elimina completamente las bacterias y los residuos acumulados, lo que puede generar malos olores y afectar la higiene.
Un lavado a 60 grados es el equilibrio perfecto: garantiza la eliminación de bacterias y deja las toallas realmente limpias. Aunque los primeros lavados podrían afectar ligeramente el color de las toallas, especialmente las más oscuras, esta temperatura asegura que los tejidos no pierdan su suavidad.
Además, añadir bicarbonato de sodio durante el ciclo puede potenciar la limpieza y mantener la textura suave, evitando la acumulación de cal.
Otra práctica esencial es separar las toallas del resto de la ropa. Este paso evita que las fibras se mezclen con pelusas o que los colores de otras prendas se transfieran. Si las toallas son blancas, lávalas aparte de las de color para preservar su brillo.
Otros trucos para mantener tus toallas en perfecto estado
Para empezar, evita los suavizantes durante los primeros lavados. Aunque son populares por dar un aroma agradable, pueden obstruir las fibras de las toallas, disminuyendo su capacidad de absorción. En su lugar, considera usar vinagre blanco. Este producto natural no sólo suaviza las fibras, sino que también elimina olores persistentes.
Si optas por secar las toallas al aire, hazlo en un lugar bien ventilado. Extiéndelas completamente para evitar arrugas y acumulo de humedad en los pliegues. Si prefieres la secadora, selecciona un programa delicado y sácalas antes de que estén completamente secas; esto ayuda a mantener su esponjosidad natural.
Además, es recomendable lavar las toallas con la cantidad justa de detergente. Un exceso de este producto puede dejar residuos en las fibras, endureciéndolas con el tiempo. Si notas que las toallas están perdiendo suavidad, un ciclo con agua caliente y un poco de bicarbonato puede restaurarlas.
Por último, para las toallas nuevas, un truco efectivo es dejarlas remojar en agua fría durante unas horas antes del primer uso. Este proceso ayuda a eliminar el apresto de fábrica y mejora su capacidad de absorción desde el primer lavado.
Cuidar las toallas va más allá de mantenerlas limpias, es un proceso que asegura su durabilidad y confort. Ajustar la temperatura del lavado y seguir algunos sencillos consejos puede marcar la diferencia entre unas toallas ásperas y unas suaves y frescas.
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